¿DÓNDE ESTÁN?

Pedro Pablo Achondo Moya 


Encuentro por los 50 años del Golpe cívico-militar en Chile. Valparaíso, 10 de junio, 2023 

“Si el grano de Trigo muere, da mucho fruto” -rezan las palabras de Juan en el capítulo 12. Es lo que dice también la tumba de Joan Alsina en el cementerio parroquial de San Bernardo. Se dicen muchas cosas de la muerte de Joan. Sobre las 4 de la tarde del día 19 de septiembre de 1973 es conducido en un transporte militar desde el Hospital san Juan de Dios al Internado estudiantil Barros Arana. Allí es inculpado de una serie de cargos en un breve juicio dirigido por un capitán de las FFAA y el capellán español del ejercito. Es condenado a fusilamiento. El viernes 26, luego de una llamada del Instituto Médico Legal, asisten a reconocer el cuerpo de Joan, un amigo y el canciller del consulado español. Se les dice que había llegado el día 20 en un camión lleno de cadáveres. Lo habían encontrado en el rio Mapocho abajo del Puente Bulnes y que había muerto en un tiroteo. Tenía una profunda herida de bala en el pecho y un cartón con el número 36. De Joan sabemos, al menos, dónde está. Dónde está su cuerpo. 

Desde esa primera pregunta bíblica en Génesis 3: ¿Dónde estás?, surge una segunda igualmente fundamental, ¿Dónde está tu hermano? (Gn 4, 9). El dónde estás tú es siempre un dónde están ellos, los otros, los tuyos. ¿Dónde están? Resuena como un eco desde el mito del Jardín. Ese eco llega a Chile y a muchísimos rincones de América Latina, dando cuenta de una práctica sistemática de desaparición de personas, sobre todo en contextos dictatoriales. ¿Dónde están? Es así, una pregunta antropológica, social, política y teológica. Es Dios, el Dios de Jesús y del Pueblo errante el que nos sigue interrogando hoy: ¿Dónde están? ¿Dónde están mis hijos e hijas, mis hermanos y hermanas, mis amigos y amigas? ¿Dónde están las mujeres, madres, trabajadores, pastores y aquellos comprometidos con la justicia, los DDHH y la vida digna? ¿Donde los tienen? ¿Dónde los dejaron? ¿Dónde están que no podemos visitarles? 

En cuanto pregunta teológica interroga las prácticas, interroga a la fe e interroga a la Comunidad. Es decir, el dónde están es una pregunta por Dios. ¿Dónde lo han dejado Uds. que silenciaron al hermano y la hermana? ¿Qué han hecho con el Dios Amor Uds. que prefirieron la violencia y el exterminio al diálogo y la democracia? La interrogante es impostergable. Acompaña nuestras misas y nuestras mesas, y persigue la indiferencia de tantos cuestionando esa fe dormida de conciencias individuales. Ya dijimos que no hay, desde la fe cristiana, un yo aislado. No existe el yo, somos siempre un con otros, un nosotros. Somos un yo colectivo. ¿Dónde estás? Siempre conlleva la preocupación por el otro. Tu geografía es entonces, desde la fe en Jesús de Nazaret, una ética. Geografía y ética: dónde estoy es un qué hago por el otro allí. 

50 años después del Golpe militar y civil en Chile, la Iglesia parece embriagada. Embriagada por el miedo, por el poder y por una especie de autocuidado. Tres dimensiones del yo. La Iglesia no sabe dónde está o allí dónde está se encuentra segura, confiada en su pequeña porción de autoprotección. Así, la Iglesia optando por no complicarse se vuelve servil al poder, pierde todo profetismo y se hace ciega del lugar del hermano. No responde y no intenta responder al dónde está tu hermano de Dios. Prefiere volver a las sacristías y dejar las calles en la búsqueda por justicia y paz. No sale a defender públicamente a los últimos y calla ante católicos que admiran al dictador. 

Queda mucho camino por andar. Me parece que debemos comenzar por volver a Jesús, el Maestro de Nazaret, el Señor de lo imposible; volver a sus palabras, a sus enseñanzas y formas de habitar. Volver a su manera de tratar al otro, a sus gestos de compasión y misericordia. Volver. El camino de de regreso, de ida y de vuelta. Y, me parece también, con cada vez más claridad, que ese camino se realiza desde abajo, desde las bases, con los otros, entre amistades, junto a los empobrecidos, en lo simple, a partir de lo cotidiano… Me remece el ¿Dónde están? para no olvidar. Me conmueve para no caer en una fe de sacristías y me recuerda que el Reino es un proyecto para continuar creando, buscando, luchando y construyendo. 

Un cristianismo que no responde a la pregunta que nos convoca está incompleto. Y una Iglesia que ya no intenta responder es una Iglesia que se marchita, se asfixia en su propia automantención. Debe levantarse de Emaús para ir lejos a las Galileas de los migrantes, de las comunidades indígenas, de los menospreciados, de las disidencias sexogenéricas, de los cesantes, de los jóvenes sin proyectos ni oportunidades, de los niños sin sueños, de las mujeres violentadas, del medioambiente que llora… nosotros queremos estar ahí, allí dónde late más fuerte el corazón de Dios y se comparte el pan con mejor sabor. 

Joan Alsina acompaña a miles de chilenos y chilenas y forma parte del sustrato martirial de una Iglesia comprometida. Hijo del Vaticano II y sobre todo de Medellín. En su Ultimo Escrito referente a la esperanza, Joan dice “Si el grano de trigo no muere, no da fruto. Es terrible una montaña quemada. Pero hay que esperar que de la ceniza mojada, negra, pegajosa, vuelva a brotar la vida…. Si nosotros nos hundimos, es algo de vuestra esperanza que se hunde. Si de las cenizas alcanzas de nuevo la vida, es algo que nace de nuevo en nosotros”. Y termina diciendo: “Adiós. El nos acompaña siempre donde quiera que estemos". 

Gracias.

Pedro Pablo Achondo Moya, teólogo y poeta


Comentarios

  1. Que bueno cheee..todo verdad...no se inventa, no se exajera,no se pide x venganza,solo se pide x ese jesus vivo entre nosotros ,gracias.

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  2. Cuánta tristeza de los pueblos, en Argentina también pasó 😢, una dictadura sangrienta con complicidad civil y laica. La diferencia es que en Argentina la justicia llegó para cientos de militares! Chile aún espera...

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