SALVAR LA OBRA DE DIOS

P. JULIO RÍOS

“¿De qué? …¿de Quién?: De que el poder del hombre caiga en manos de la soberbia y la locura y destruya la vida, suprimiéndola de la tierra, se preguntaba y se respondía Romano Guardini  en la década del 60 del siglo pasado. Añadiendo luego; el hombre no sólo ha de entender sus obligaciones éticas diciendo: Debo guardarme de hacer el mal (del pecado); sino: Debo cuidarme de que al mundo le vaya bien.

En estos días en que somos testigos en la República Argentina de como la suprema corte de justicia de la nación,  siendo funcional a los mezquinos intereses de sectores concentrados de las economías regionales y a las disputas políticas que teniendo su origen en  Buenos Aires terminan siendo determinantes para los pueblos del interiordel país, podríamos preguntarnos, ¿Por qué ( en nombre de  una supuesta autoridad suprema),  cuatro señores puestos a dedo (no elegidos por el voto popular) terminan atropellando las autonomías provinciales, poniendo en tela de juicio sus constituciones y a sus autoridades ( legitimadas por el voto popular)? ¿En nombre de que o de quién? ¿En nombre de que Justicia? ¿En nombre de la autoridad que les compete?  y en tal caso… ¿Quién se las delegó?.

Pareciera que retrocedemos a los supremos directorios o triunviratos del siglo 19 que era la forma en que se ejercía el control desde el centro político y económico porteño hacia el interior que terminaría conformando lo que hoy conocemos como la nación argentina. 

Tristemente pareciera que la voluntad de un pueblo con mayoría de edad cívica terminara aceptando abnegadamente lo que cuatro personas que no viven ni vivirán jamás en esas tierras y por tanto no participaràn del destino de esas gentes, deciden por ellos.

Si esto sucede en el marco de la vida institucional de nuestro país dónde hemos acordado un estilo de vida democrático que respeta la voluntad de las mayorías sin desconocer los derechos y las representaciones de las minorías…¿Que estará sucediendo dentro de nuestra gran comunidad: la Iglesia Católica?, dónde pareciera que soplasen nuevos y buenos vientos a partir de la propuesta sinodal del papa Francisco. 

No es extraño para nadie (creyentes y no creyentes) que la Iglesia católica se ha manifestado históricamente, salvo honrosas excepciones que datan sobre todo de prácticas de los primeros siglos,  mas conservadora que transgresora, reaccionaria mas que progresista. El algunos lugares  del mundo se han alzado voces denunciando que el sínodo y su supuesta apertura hacia un laicado maduro y consciente de los deberes y derechos dentro de las iglesias locales, con un alto protagonismo en las tomas de decisiones junto con el clero, y no subordinado a él, quedará en una simple expresión de deseo como los que tuvieron muchos hermanos y hermanas en las vísperas del concilio vaticano II. 

Si esto es así, constatado ademas  por la historia reciente: ¿No estaremos ante el desafío de salvar  a la Iglesia, nuestra Madre, la que nos hizo renacer del agua y del espíritu, la que fue soñada por Jesús como una comunidad de hermanos que encontraban la felicidad en la justicia y la paz, que no conservaban (ni concentraban poderes ni cargos), si no que entregaban con generosidad, dónde la autoridad es servicio, dónde los últimos son los primeros, dónde no hay competitividad sino fraternidad?. Quizás sea la hora de tener una palabra frente a los poderes de turno, disfrazados de pastores (falsos y asalariados), la hora también de quienes pretenden salvarse solos y terminar aceptando aquello del ¡Sálvese quien pueda! . Según la lógica de Jesús de Nazatreth: El que quiera salvar su vida la perderá, el que pierda su vida por mi y por el evangelio la encontrará”. Que Dios nos ayude a estar a la altura del tiempo histórico que nos toca vivir.  


P. JULIO RÍOS. ARGENTINA.

PROFESOR UNIVERSITARIO EN HISTORIA Y TEÓLOGO


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