CINE: LA ONCE (2015) DIRECCIÓN; MAITE ALBERDI

DIEGO ALONSO M. BARRA


SINOPSIS

Cinco mujeres ya ancianas se juntan a tomar el té, sagradamente, una vez al mes desde hace sesenta años. En estas reuniones se encuentran y desencuentran, evocan el pasado común y se esfuerzan en demostrar que aún están vigentes, olvidando por un momento los males que padecen. Mientras comen, interpretan la actualidad, pese a no entender algunas tendencias las comentan con autoridad y se las tratan de explicar entre ellas. En instancias de discrepancias son las historias personales las que salen a relucir y marcan las diferencias de opinión. Aunque tuvieron una formación común en un colegio religioso, les tocó vivir un período de cambios históricos radicales que provocaron polarizaciones al interior grupo. Así, pese a tener biografías y personalidades muy distintas a la larga logran comprenderse, complementarse y acompañarse. Pasan las tardes, días, meses y años, hasta que se preguntan: ¿Han notado que el grupo se ha mermado un poquito? 

COMENTARIO 

¡Cuántas historias nos podrían contar nuestras abuelas! ¡Y qué peligro tienen las señores mayores cuando quedan para tomar café, comer pasteles y charlar de sus cosas! Esa escena cotidiana e íntima es precisamente lo que reproduce La once, la crónica de unas amigas ya ancianas que nunca faltan a sus reuniones de cotilleos y confidencias. Y, como no podía ser de otra manera, sus testimonios son la mar de interesantes. Maite Alberdi dirige a unas mujeres que son sus actrices, sus amigas y sus cómplices. Todo el metraje respira verdad, nostalgia y familiaridad. La vida de cada una de ellas se cuela en unos diálogos cargados de humor, a veces socarrones, otras sencillamente humanos. Alberdi habla del tiempo, de todo lo que resta invariable y de aquello que el paso de los años se encarga de borrar por ley de vida. Al final de La once, uno tiene la triste sensación de que ese mundo de encuentros y comilonas está a punto de extinguirse. Si el cine consiste en capturar la belleza de un instante, no hay duda de que Alberdi logra eternizar lo efímero y Re fortalecer la fragilidad de las relaciones humanas. Durante 70 minutos, el espectador siente que forma parte de ese grupo de amigas. Y eso, se mire por donde se mire, es un logro propio del mejor cine. 

DIEGO ALONSO M. BARRA, CHILE

COMUNICADOR AUDIOVISUAL

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