MARÍA ELENA LAGORIA
La violencia generada en los seres humanos fue estudiada desde muy antiguo, pero la idea de este artículo no es detallar etapas, teorías, fechas, ni artículos de códigos civiles o penales, ni leyes existentes que la combaten, sino algo sencillo, y basado en la realidad del día a día.
Siempre pensé que erradicar la violencia de todos los ámbitos y naturalezas cambiaría nuestras vidas para siempre. Ya sea en los ámbitos privados como públicos. La violencia nos atraviesa a todos sin excepción, como tal destruye el alma del ser humano, sus emociones y autoestima, hace que se sienta disminuido y que si no reacciona a tiempo y no recibe ayuda puede perderse para siempre. No solo la violencia física, la violencia moral, psicológica, simbólica, económica u otras conseguirán el mismo objetivo si no conseguimos recibir ayuda a tiempo.
La violencia atraviesa nuestras vidas y en el mundo entero, es violento ver a un ciudadano durmiendo en las calles, niños pidiendo en un bar o en lugares públicos, automovilistas que se insultan en la vía pública, o recibir un empujón en una fila cualquiera. Ni hablar, si sabemos que en la vida privada de las personas la violencia es la invitada de honor en las mesas familiares, con los niños, entre esposos, hermanos y hasta que la muerte pone fin a la vida de las mujeres a manos de ex parejas, novios o esposos. Lamentablemente la violencia en cualquiera de sus formas es padecida por alguien siempre. Puede ser ejercida contra otros, pero también autoinfligida (autolesiones, suicidio). Además, se considera como tal cualquier forma de ella que lesione o sea susceptible de dañar la dignidad, honor, integridad o libertad de las personas. Puede presentarse prácticamente en cualquier ámbito: en la pareja, familia, escuela, trabajo, comunidad o instituciones y puede llegar en último extremo a la muerte.
Por el contrario, en un mundo diferente en el que no existan personas durmiendo en las veredas o debajo de los puentes, simplemente porque como cualquiera sueño que no existan esas realidades y si los niños crecen en hogares donde el invitado de honor de todos los días las 24 horas sea el amor, el universo se vería de colores para todos en todas las épocas. Sueño con que la violencia sea erradicada de todos los ámbitos, todas sus formas, variedades y modos. Sueño con que los niños reciban el amor en plenitud desde que estén en el vientre de sus madres porque es la mejor forma de asegurar a este mundo que el niño en adulto no tendrá nada que ver con actos violentos ni los aceptara de otros.
Por eso creo que la apuesta para mejorar este mundo cada día, es el compromiso sincero de todas, todos y cada uno de los seres humanos que habitamos esta bendita tierra, en donde quiera que nos encontremos, en el hogar, con la familia, la calle, trabajo, con amigos, con todos los que nos rodean, con nuestro medioambiente, con los animales, con todo ser vivo de este planeta, comprometernos a la no violencia. Para ello, solo necesitamos decisión y voluntad. Es un simple sueño que atraviesa fuerte!!!
MARÍA ELENA LAGORIA, ARGENTINA
ABOGADA
Comentarios
Publicar un comentario