LATIDOS QUE NO SON ESCUCHADOS

PAOLA RIFFO

La neurociencia nos dice que el cerebro humano posee una especie de silenciador natural que evita que escuchemos nuestro propio ritmo cardiaco a cada instante. Su función es proteger nuestra cordura, pues si escucháramos siempre nuestros propios latidos alteraría nuestra percepción de la realidad. [1]

Así como el cerebro silencia los latidos del corazón nosotros muchas veces hacemos lo mismo con otro tipo de latidos. Silenciamos las injusticias, dolores, mentiras, violencias, abusos, … quizás porque hemos dejado de escuchar el corazón de los sencillos, de los pequeños, de los insignificantes, de los inocentes

Dios nunca silenció el latido de su pueblo, al contrario escuchó cada grito y clamor: “Yo soy el Dios de tus padres… y tengo bien vista la opresión de mi pueblo que está en Egipto. He escuchado sus gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, Yo conozco muy bien sus sufrimientos” (Ex 3, 6-7).

También Jesús fue sensible al latido de la gente, escuchando, sintiendo y tocando el interior de cada persona, las lágrimas de María Magdalena, el arrepentimiento del pecador, la oscuridad del ciego, la sed de la Samaritana, el desamparo de los leprosos, las injusticias que vivían de parte de los romanos…. No silenció su cerebro ni mucho menos su corazón.

Me preocupa e inquieta que vivamos una fe fría, indolente, pasiva, silenciando los latidos que están a nuestro alrededor, ignorando el latido del mismo Cristo... “En verdad les digo que en cuanto lo hicieron a uno de estos hermanos Míos, aun a los más pequeños, a Mí lo hicieron”. Mt 25,39… y que nuestra espiritualidad sea algo intimista sin profecía, sin encarnación, sin pasión, sin sabor. Así como el cerebro puede silenciar el ritmo cardíaco es posible que por comodidad y seguridad se ponga en modo mute nuestra sensibilidad.

Un profeta que supo de latidos fue Mons. Romero y lo hizo escuchando la Palabra y a su pueblo. Fue un profeta porque actualizó la experiencia cristiana sintiendo el palpitar de los que ignoraban, abusaban y mataban. Fue un hombre que sintonizó con el ritmo del Corazón de Jesús el que bombea su sangre, amor, vida y esperanza a todo su Cuerpo Místico; la Iglesia. Denunció la corrupción, la injusticia, la violencia, los abusos porque se dejó tocar por la Palabra. Para él la Biblia es palabra de Dios solo en cuanto denuncia, orienta o anima el hoy de nuestra historia. [2] Y la realidad histórica, necesita de la palabra de Dios para que pueda transformarse en una realidad que refleje el reino de Dios.

Estamos llamados a ser profecía de nuestra vida, a ser sensibles a los latidos de los otros, de una manera activa y comprometida, acompañando, escuchando, consolando, y denunciando. ¿Qué latidos estoy silenciando hoy?

[1] Este estudio fue dado a conocer en la revista The Journal of Neuroscience. Un grupo de neurocientíficos de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPLF), en Suiza.

[2] Homilía 16 de julio de 1978, Monseñor Romero.

PAOLA RIFFO 

Comentarios

  1. Que interesante dato de la neurociencia!!al leer su reflexion hna paola me quedé pensando en el corazón de Dios que es apasionado por nosotros y como tambien Él que nos llama amigos conoce todo de nosotros,es fuerte la expresión silenciamos los otros tipos de latidos,que Dios nos dé la gracia de ser fieles a nosotros mismos y comprometernos con nuestros hermanos.Él nos inspira a ser mejores..

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    1. Gracias Karen .tu lo dices.. ser fieles a nosotros mismos

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  2. Gracias por este artículo.. nos falta mucho en la iglesia ser más sensibles , estar atentos a los pequeños y atentos a los que viven con nosotros .gracias hna. Pao por esta palabras ..espero y confío que no nos hagamos los sordos, ciegos ni mudos... bendiciones a esta iniciativa

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    1. así es Anibal.... gracias por tu visión crítica y tu deseo de una comunidad al estilo de Jesús

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  3. Gracias ..hermoso ., me llegó mucho lo sé escuchar los latidos .y me pregunto si como iglesia escuchamos a los distintos a los que no piensan iguales .. gracias nuevamente

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    1. gracias Anita ,... que podamos escuchar a los que no piensan como nosotros...

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