RED IGLESIAS Y MINERÍA: RENOVAR UNA ALIANZA. UNA ACCIÓN PROFÉTICA DESDE LA RECIPROCIDAD CON LA HERMANA-MADRE TIERRA

 

*DANIELA ANDRADE POSSO 


“Nos dicen que la naturaleza no habla, pero no es verdad, sí nos habla, solo que no sabemos escucharla.” Pueblo Mapuche

El dolor de la Tierra lastimada y de las comunidades que sienten y laten con ella, es uno mismo, y está mal distribuído, como la riqueza en el mundo, recae en unos más que en otros, aunque todos a la larga sufriremos las nefastas consecuencias. Las afectaciones son para todos, pero en diferentes medidas.

“No hay más tiempo”, nos dice el Papa. Los obispos de América Latina nos dicen en la Carta Pastoral “Custodios de la Casa Común” que el extractivismo es una desaforada tendencia de este sistema económico para convertir en capital los bienes de la naturaleza. Es otra conversión que necesitamos. Hasta ahora estamos con esta conversión donde se comercializa y financieriza cualquier bien y don.

Callemos para escuchar el grito sofocado y amenazado de la Madre Tierra, tenemos que traerlo como un sujeto. Nos habla a través de las historias de las comunidades y las familias martirizadas por la minería, que son de verdad.

En el mundo indígena amazónico, las personas no son las únicas gentes que habitan estos territorios. Entonces, la misma Amazonia y sus “gentes” han establecido formas de comunicación que permite que cada categoría de ”gentes” escuche al otro y tenga algo que decir y exigir para mantener la armonía y asegurar su existencia y la convivencia.

Para el pueblo Maya, en la Guatemala, afectada por la extracción minera, el modelo económico actual es una forma de conquista y colonialismo que ya se ha soportado por más de cinco siglos. Este modelo tiene implicación y afecta directamente a la naturaleza con la que conviven, dicen: “Ellos también tienen derecho a vivir. Estas son las montañas y ríos que permiten vivir a mi pueblo; esta es la herencia que hemos venido recibiendo de nuestros abuelos, y voy a derramar mi sangre antes de pasar la vergüenza de mirar los ojos de mis hijos si lo perdemos”.

¿Cuál es el rol de las Iglesias frente a los conflictos mineros y socio ambientales?

"Frente a esto tenemos que decir palabras nuevas. No nos cabe una reparación puntual. No nos cabe un ajuste", nos dice la Laudato SI. Nos invita el p. Dario Bossi, vocero de la Red Iglesias y Minería, una red continental de Iglesias que acompaña a las comunidades que enfrentan el problema de la minería. “El Papa nos está diciendo que tenemos que hacer una revolución cultural. Una manera profundamente nueva de pensar.

En esta revolución se abre el pedido de disculpas, el reconocimiento de culpas, sobre las formas y las prácticas que siguen aconteciendo en un mismo modelo colonialista, que, como Iglesias, seguimos reproduciendo.”

Necesitamos tener un papel, ser proféticos. Necesitamos dar una palabra, una acción, algo que haga sentido. Y, sino, ¿para qué estamos acá?, Si tu palabra no tiene luminosidad, se echa afuera, nos dice el Evangelio. Necesitamos SER una palabra fuerte, tener luz, ser luminosidad. Como red Iglesias y Minería afirmamos, que lo que sustenta la defensa de los pueblos, su organización, su resistencia, su defensa: es su espiritualidad, su mística.

Para el P. Dario Bossi, comboniano,” es el encuentro de espiritualidades que nos permiten esta resistencia.” Tenemos que renovar esta alianza: los pueblos nos piden: no nos traicionen. Pero no podemos ser una alianza neutra, no en el centro para mantener el equilibrio. Tenemos que decidir y saber de qué lado estamos, dialogando, pero sabiendo en dónde optamos estar. Los pueblos nos piden estás alianzas. Los pueblos nos piden una alianza, que, como dice Jesucristo y el Evangelio, tiene que empezar por las víctimas. Los pueblos de nuestra América nos impulsan hacia una novedad, que en realidad no es nueva, sino ancestral y milenaria. Una espiritualidad que ha habitado nuestro continente y la que ha sido capaz, por muchos años, siglos, en medio de la violencia y el destierro, del despojo y el olvido, de salvar la vida.

Para la red Iglesias y Minería, la espiritualidad, basada en la relación con el territorio y las “gentes” que lo habitan, sus espíritus, sus madres, es la que sostiene la defensa de la vida. Esto hace posible la resistencia. Para las mujeres mapuches, “la resistencia es algo que está dentro, que está vivo, que está dentro de nosotros, y que va tomando fuerza.”

El territorio y los cuerpos individuales y colectivos están íntimamente conectados, dependen uno del otro, se sostienen juntos y cuando están heridos, sufren también en conjunto. El dolor y el grito de la Tierra, es el grito de los pueblos. El canto de esperanza y de resistencia es la única posibilidad de presente y de futuro. La reciprocidad, el equilibrio y la armonía son su modo de existir y coexistir entre la biodiversidad y las comunidades que habitamos este planeta, por eso se la defiende, por eso se la cuida y protege.

Daniela Andrade Posso, ecuatoriana, vive en perú. comunicadora Red "Iglesias y Minería

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