Rol docente: más que mediadores entre el conocimiento y el alumno.

*Mirtha Sánchez

Cuando abracé la profesión docente lo hice con la convicción que quienes, estuvieron, están y estarán en primer lugar son los estudiantes, la razón de ser de las instituciones escolares. También consideré que más allá de la disciplina que enseñaba o la función que cumplía, lo principal era atender y contener a las “personas en desarrollo” que nuestra hermosa y significativa profesión pone en nuestras manos.

Creo que el rol de Asesora Pedagógica posibilitó mayor acercamiento a los estudiantes de toda la escuela, una orientación puntual a directivos, docentes y auxiliares teniéndolos como ejes y, también,  un contacto más estrecho con padres y tutores.

En este contexto tuve la posibilidad de ACOMPAÑAR a muchos adolescentes angustiados, inquietos, desorientados, dolidos… y… hasta quebrados…

No es fácil convencer a otros que las necesidades afectivas, psicológicas, espirituales… “HUMANAS”… están siempre antes que los conocimientos disciplinares, que pueden posponerse… pero con constancia y perseverancia se puede actuar, aunque nuestra sociedad mejorará cuando las acciones sean en conjunto.

Entre tantos estudiantes, recuerdo a Franco, ese adolescente, con quien pudimos reencauzar dolores de su vida, elevar su autoestima, aceptar el cariño y el amor de otros y de sí mismo… una relación entre ambos, porque su familia era el motivo del dolor… proceso lento, que significó discusiones con otros estamentos por dedicar tiempo a su contención y a la escucha… Logró superar los peores momentos y los más angustiantes impulsos, gracias a Dios!.

Años después, encuentro a un joven conocido cuando me paro a comprar en un quiosco de la ciudad… era él!, con una amplia sonrisa, salió y me dio un fuerte abrazo… fue entonces que escuché las palabras más dulces de toda mi carrera docente, (la señal más contundente que no había equivocado mi profesión y que, a pesar de haber pasado por varias instituciones y provincias, estuve siempre donde “debía” estar), me dijo “gracias a usted hoy estoy aquí, disfrutando de mi vida”…varias lágrimas acompañaron ese abrazo y aún hoy, acompañan el recuerdo…

Valoremos, disfrutemos y propiciemos el acompañamiento, es la acción más tierna, dulce y valiosa que podemos donar a otro ser humano…APAPACHO!!!

Mirtha Sánchez, Argentina 

Lic. en Ciencias de la Educación 


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